Cómo usar bien la lejía y errores al utilizarla

¿Sabías que la lejía (hipoclorito de sodio) no limpia, sino que desinfecta? Aunque en España la usamos como producto de limpieza habitual, mientras que en el resto de Europa se usa de forma puntual y justificada.

La lejía puede ser tu aliada para combatir bacterias y gérmenes, puede ser un desinfectante seguro y eficaz cuando se usa bien. Sin embargo, si no la usas correctamente, puede ser perjudicial.

En esta entrada te enseñamos cómo emplear bien la lejía, dónde usarla con precaución y cómo no utilizarla.

TIPOS DE LEJÍA

La lejía se obtiene a partir de la sal común. Algunas lejías pueden contener cloruros alcalinos y pequeñas cantidades de otros productos para mejorar su estabilidad o presentación.

Las lejías se dividen en lejías diluidas y lejías concentradas dependiendo de su contenido en cloro activo. Ambas sirven para el uso doméstico.

  • Las lejías diluidas contienen un cloro activo máximo de 57 gramos por litro con una alcalinidad total en óxido de sodio del 0,9%. Pueden venderse en envases de hasta 2,5 litros.
  • Para que la lejía sea concentrada, llega a 110 gramos por litro de cloro activo y el doble de alcalinidad en óxido de sodio. Éstas solo se comercializan en envases de 1 litro.
  • Las lejías de uso alimentario son especiales para desinfectar principalmente frutas y hortalizas. Eliminan las bacterias que suelen contaminar a los alimentos: Enterobacterias, Escherichia Coli o Salmonella. Estas lejías no tienen detergentes ni cualquier otra sustancia tóxica, aunque mejor compruébalo leyendo la etiqueta.

FORMATOS

La lejía tradicional es la citada concentrada. Actualmente existen nuevos formatos como: la lejía líquida, en gel con detergente añadido, perfumada, y en pastillas.

  • La lejía con detergente es menos corrosiva y tiene más usos que la concentrada. Este detergente también hace que huela menos a cloro.
  • La lejía perfumada suele ser concentrada con neutralizadores de olor. Sin embargo, sigue desprendiendo un ligero aroma a cloro.
  • Pastillas con “efecto” lejía. No es lejía propiamente dicha, pero sí posee sustancias blanqueadoras y desinfectantes. Su ventaja es que cumple funciones similares pero evitando las salpicaduras que pueden decolorar ropa o superficies.

QUÉ HACER Y NO HACER CON LA LEJÍA

Con la pandemia, se produjo un auge de la lejía para desinfectar. En este apartado te compartimos qué puedes limpiar con lejía (y que no) y cómo hacerlo. También las precauciones en su uso.

Igualmente, ante la menor duda, llama al Instituto Nacional de Toxicología (917 689 800).

El primer paso es leer y seguir las instrucciones de la etiqueta para saber cómo proceder y ya podrás empezar.

NO LIMPIAR ANTES DE DESINFECTAR

Como ya te hemos dicho, la lejía no limpia, desinfecta. Mata gérmenes, bacterias y virus. Es lo primero que debes conocer antes de usarla.

Pero antes de desinfectar, pasa un paño o bayeta con agua y jabón para limpiar. O solo húmedos para quitar el polvo.

Cuando vayas a desinfectar, deja que la solución actúe. Impregna bien la superficie con un paño mojado en una mezcla de 1 litro de agua por 20 ml de lejía y déjalo en reposo durante, al menos, un minuto. Si se evapora muy rápido perderá la eficacia.

UTILIZA GUANTES

La lejía doméstica irrita la piel, y el contacto prolongado puede dañarla.

Ponte guantes sí o sí para no desarrollar dermatitis, alergias, irritaciones o quemaduras en la piel. También es muy difícil quitar su olor después. Si no son guantes de un solo uso, al terminar de desinfectar, límpialos por dentro y por fuera.

Asimismo, el hipoclorito de sodio irrita las mucosas y puede producir problemas oculares. Si tienes problemas respiratorios, te recomendamos ponerte también mascarilla. Ante la menor exposición de lejía, siempre hay que aclarar la zona con abundante agua, tanto si es la piel como en los ojos.

cómo usar correctamente la lejía y dónde no emplearla
NO DILUIR LA LEJÍA CON AGUA

Aunque añadas más lejía, no vas a desinfectar mejor. Es un mal hábito ya que puedes exponerte a intoxicaciones y otros riesgos para la salud. Debes diluirla para prevenir la irritación de la piel, los ojos y las vías respiratorias.
Por ejemplo, una proporción de 20 ml de lejía en un litro de agua es suficiente para desinfectar y eliminar cualquier bacteria. Igualmente, fíjate siempre en la cantidad que recomienda el fabricante.

Eso sí, no rebajes la lejía con agua caliente. El cloro se evapora y pierde sus propiedades desinfectantes, así que te aconsejamos utilizar el agua fría del grifo.

CAMBIA DIARIAMENTE EL AGUA CON LEJÍA

Esta solución de lejía rebajada con agua solo te servirá durante un día, ya que termina evaporándose y perdiendo propiedades en unas horas. Además, si la dejas de un día para otro coge un olor bastante desagradable.
Cada día que vayas a usarla, tendrás que preparar de nuevo el agua con lejía.

MEZCLAR LA LEJÍA CON OTROS PRODUCTOS

Nunca mezcles este producto con amoniaco, salfumán, alcohol, vinagre o cualquier otro producto de limpieza. Se producen gases tóxicos peligrosos y perjudiciales para la salud. A pesar de que se puede pensar que la unión de estos productos crea otro más eficaz, ocurre todo lo contrario.

  • Vinagre: con la mezcla de lejía y vinagre, se crea el gas de cloro. Éste puede causar irritación y quemaduras en los ojos y problemas respiratorios como quemaduras en garganta y árbol bronquial. Las concentraciones más altas pueden producir broncoespasmo, lesión pulmonar inferior y edema pulmonar retardado.
  • Amoníaco: Si mezclas lejía con amoníaco, aparece la cloramina, un gas similar al gas cloro. Algunos síntomas de la exposición a la cloramina son la falta de aire y el dolor en el pecho. Al mezclarse la cloramina con la humedad de la garganta se descompone creando ácido clorídrico, causante de edemas pulmonares que pueden derivar en muerte.

La lejía solo puede mezclarse/diluirse con agua.

NUNCA RELLENAR RECIPIENTES O BOTELLAS

Esta acción puede llevar a un mal uso o a una ingestión accidental. La lejía siempre hay que mantenerla en su envase, no la transvases.

Esta recomendación junto con la de alejar la lejía del alcance de los niños, son válidas para todos los productos de limpieza.

NO VENTILAR MIENTRAS LA UTILIZAS

Ya en las etiquetas del producto puedes ver que indican que la lejía debe usarse en espacios ventilados.

Su concentración está vinculada a la ventilación. Limpiar con lejía en espacios cerrados puede producir que la inhales, provocando irritación en las mucosas nasales, ojos y garganta.

Así que cuando uses lejía, hazlo con las ventanas abiertas.

VERTER LEJÍA POR LOS DESAGÜES

¿Tienes en casa un sistema séptico? La lejía sin diluir mata las bacterias beneficiosas que ayudan a descomponer los residuos sépticos. Además, este desinfectante podría mezclarse con otros agentes en los desagües y contaminar el aire de tu vivienda, e incluso hacer que las tuberías estallen.

LAVAR VEGETALES CON LEJÍA

Es mejor enjuagar las frutas y vegetales frescos solamente bajo el agua del grifo (incluidos aquellos con cáscaras que no se comen), que emplear lejía.

Si aun así quieres desinfectar tus frutas y verduras con este producto, debes usar una que esté etiquetada como lejía alimentaria, apta para la desinfección de comida. Sigue las instrucciones del fabricante correspondiente y después aclara la comida con abundante agua corriente.

LIMPIAR LA ORINA DE LOS PERROS

Si tienes perro, es probable que hayas limpiado su orín con lejía. O has intentado ahuyentar a estos animales para que no se acerquen a tu propiedad.

Pues por el contrario, aunque la lejía desinfecte la superficie orinada, hace que muchos perros vuelvan a orinar en ese mismo lugar porque les gusta el olor que desprende. Es mejor, siempre que el material lo permita, limpiar con vinagre.

NO SABER QUE ESTROPEA LA ROPA

Seguramente te hayas puesto a limpiar y te haya saltado alguna salpicadura en la ropa. Ten precaución cuando limpies con este producto, ya que su poder blanqueador puede provocar manchas para siempre en tu ropa. Un buen consejo a seguir es limpiar con prendas que no te gusten mucho por si acaso.

EVÍTALA EN PELUCHES Y JUGUETES

Como ya te hemos dicho, una de las reglas principales de utilizar lejía es mantenerla lejos de los niños.
Cuando notes los juguetes y peluches de los niños muy sucios, no los laves con lejía. Puede ser peligroso para tus hijos, sobre todo si no están bien aclarados: los niños chupan los juguetes, los tocan, los huelen, etc.

MEJOR NO APLICARLA SOBRE MANCHAS

Si quieres quitar manchas en la ropa con este producto, antes debes mirar la etiqueta de la prenda e incluso hacer una prueba en un sitio poco visible. Al ser un producto tan agresivo, puede transformar una prenda originariamente blanca en amarilla.

En todo caso, si vas a emplear lejía, que sea en prendas o muebles blancos, no coloridos.

LIMPIAR CON LEJÍA LAS PLANTAS

Con cuidado, puedes aplicar lejía en las plantas. Pero siempre diluida y que no caiga directamente sobre ellas. Sin diluir puede matar rápidamente tus plantas de interior y exterior.

APLICAR POR SUPERFICIES DE MADERA

Este desinfectante debe usarse de forma puntual por las superficies, siguiendo las dosis recomendadas por el fabricante.

En el caso de los muebles y suelos de madera, te recomendamos no aplicarlo. Una de las razones es que la madera es porosa y la lejía se filtra en ella. Por eso, la madera se decolorará y debilitará. En los suelos de este material también se filtrará en lugar de desinfectarlos adecuadamente.

BLANQUEADOR

Además de desinfectar, la lejía ayuda a recuperar el blanco de la porcelana tanto del inodoro como de fregaderos, lavabos o bañeras.
También sirve para eliminar el moho, incluso en las juntas de baldosas y azulejos de baño y cocina.

DESINFECTA LA NEVERA

En primer lugar, limpia la nevera y acaba eliminando los gérmenes pasando un paño con lejía.

ACABA CON LOS MALOS OLORES

Este producto es un excelente desodorizante.
La lavadora a veces acumula malos olores por una mala ventilación o los residuos de la propia ropa. Para eliminarlos: programa un ciclo normal de lavado con agua caliente y lejía. Si lo prefieres, puedes usar vinagre.

DESINFECTAR ABSOLUTAMENTE TODO CON LEJÍA

Aunque la lejía desinfecte y acabe con virus, bacterias y hongos, no debe emplearse en todas las superficies.
Es dañina sobre el aluminio, el acero inoxidable, los acabados cromados y algunas superficies plásticas. Antes de utilizar la lejía en ellos, lee las recomendaciones del fabricante para asegurarte.

Puedes usar otras soluciones caseras para desinfectar tu hogar, como la mezcla de agua con alcohol para desinfectar.

EFECTOS DEL CLORO O LEJÍA DOMÉSTICA EN EL ORGANISMO

En anteriores apartados te los hemos mencionado, pero en este vamos a desarrollar los riesgos para la salud de usarla sin cuidado y por tiempo prolongado.

  1. Dolores de garganta y nariz. Al usar productos con cloro, las partículas de éste se volatilizan en el aire. Si lo inhalas, te irritará la garganta y el pulmón y te producirá tos excesiva.
  2. Problemas de asma. Como te acabamos de decir, el cloro puede llegar hasta irritar los pulmones, producir tos, dificultades para respirar y puedes acabar desarrollando procesos asmáticos (si hay exposición continuada) y otro tipo de infecciones respiratorias.
  3. Malestar general. Otros efectos de estar bajo el olor de la lejía son: mareos, náuseas o vómitos, dolor de pecho…. Dependerá de la cantidad y el tiempo de exposición.
  4. Efectos sobre la piel. La lejía nunca debe estar en contacto directo con la piel, ni debe introducirse en el organismo (por ejemplo, beberla).
    Tu piel puede irritarse o peor, ya que el cloro puede producir inflamaciones, hinchazón, ampollas y quemaduras. El daño dependerá de la exposición y la frecuencia.

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¡Hasta el próximo post!